Anápsidos
Son una subclase de los amniotas que se caracterizan por
carecer, originariamente, de fenestraciones en el cráneo
Los únicos representantes vivos con cráneos anápsidos son
las tortugas (Testudines). Los primeros fósiles de tortugas son del Triásico,
pero son demasiado similares a las tortugas actuales como para estar cerca del
comienzo de este linaje.
Diápsidos
Son una subclase de amniotas saurópsidos (reptiles) que se
caracterizan por presentar, originariamente, dos fosas temporales o fenestras a
cada lado del cráneo tras la órbita ocular.
Los diápsidos son un grupo muy diverso que incluye, entre
otros, los ictiosaurios, dinosaurios, pterosaurios, plesiosaurios, lagartos,
serpientes, cocodrilos y aves, y sus correspondientes antecesores. Desde el
punto de vista evolutivo pueden distinguirse, a grandes rasgos, tres linajes
principales: los ictiosaurios, los lepidosaurios y los arcosaurios.
Sinápsidos
Son una subclase de amniotas que incluye a los mamíferos y a
todas aquellas formas más relacionadas con ellos que con el resto de amniotas.
El rasgo craneano que los caracteriza es la presencia de un
orificio en los lados del cráneo tras las órbitas de los ojos, la fosa temporal
inferior. Hace tiempo se supuso erróneamente que esta fosa se había formado por
la fusión de las dos que existen en los reptiles diápsidos y por ello el grupo
recibió el inadecuado nombre de sinápsidos.
Los sinápsidos fueron los primeros tetrápodos en poseer
varios tipos de dientes, como incisivos, caninos y molares. Los primitivos
sinápsidos tenían varios huesos en la mandíbula inferior, que fueron
reduciéndose en número y en tamaño en el curso de su evolución hasta
convertirse en los huesecillos que forman el oído medio de los mamíferos y
quedar solo el hueso dentario como componente de la mandíbula.
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